ENTERTAINMENT (2021) es una obra que entra por interrupción. No inaugura una narrativa ni propone un inicio; simplemente aparece, desplazando un orden previo para que algo —el show, la exposición, la mirada— pueda tener lugar. En escena, tres figuras afectadas se mueven como si fueran atravesadas por fuerzas opuestas: el deseo de mostrarse y el cansancio de hacerlo, la demanda del público y el reflejo distorsionado de su propia imagen.
La pieza habita la tensión entre la quietud meditativa y la maquinaria del entretenimiento. Desde ahí, compone un retrato a la vez tierno y cruel de la distancia empática: ese espacio donde los cuerpos se disuelven en fragmentos —como un mandala que se deshace en cientos de partículas, como un perfil digital construido a base de instantes que se consumen solos. Cuando la distancia es grande, el personaje se reduce a un conjunto de partes; cuando se acerca, emerge la posibilidad de un encuentro con el ser antropomórfico que habita tanto en mí como en el otro.
La obra se organiza en tres movimientos. Mandala: un primer gesto que plantea el universo de la fragmentación. Fractal: su desdoblamiento, un episodio donde dos intérpretes despliegan múltiples versiones de un mismo impulso. Tótem: una figura vertical y simbólica que no cierra la obra, sino que la suspende; un espacio imaginario que existe entre la mirada del espectador y el cuerpo que se ofrece en escena.
Entertainment retoma mis preguntas sobre identidad, contemplación y los territorios liminales donde el cuerpo deja de ser una forma estable y se convierte en un tránsito, una superficie de afectos, un umbral entre la presencia y su desvanecimiento.
Dirección y coreografía: Manuel Rodriguez
[ENG]
ENTERTAINMENT (2021) enters by interruption. It does not open a narrative nor announce a beginning; it simply appears, shifting a preexisting order so that something else —the show, exposure, the gaze— can take place.
Onstage, three affected figures move as if pulled by opposing forces: the desire to be seen and the fatigue of visibility, the demand of the audience and the distorted echo of their own self-image.
The piece inhabits the tension between meditative stillness and the machinery of entertainment. From this friction, it sketches a portrait that is both tender and cruel, circling the notion of empathic distance —that space where bodies dissolve into fragments, like a mandala scattering into particles or a digital profile made of moments that consume themselves. When the distance is vast, the character becomes only a collection of parts; when it narrows, an encounter becomes possible with the anthropomorphic being that lives both in oneself and in the other.
The work unfolds in three movements. Mandala: a first gesture that sets up the universe of fragmentation. Fractal: its doubling, an episode in which two performers multiply and fold different versions of a shared impulse. Totem: a symbolic verticality that does not close the piece but suspends it —an imaginary space situated between the spectator’s gaze and the body that presents itself onstage.
Entertainment returns to questions that move through my practice: identity as a shifting construct, contemplation as resistance, and the liminal territories where the body ceases to be a fixed form and becomes a passage —a surface of affects, a threshold between presence and its own dissolution
La pieza habita la tensión entre la quietud meditativa y la maquinaria del entretenimiento. Desde ahí, compone un retrato a la vez tierno y cruel de la distancia empática: ese espacio donde los cuerpos se disuelven en fragmentos —como un mandala que se deshace en cientos de partículas, como un perfil digital construido a base de instantes que se consumen solos. Cuando la distancia es grande, el personaje se reduce a un conjunto de partes; cuando se acerca, emerge la posibilidad de un encuentro con el ser antropomórfico que habita tanto en mí como en el otro.
La obra se organiza en tres movimientos. Mandala: un primer gesto que plantea el universo de la fragmentación. Fractal: su desdoblamiento, un episodio donde dos intérpretes despliegan múltiples versiones de un mismo impulso. Tótem: una figura vertical y simbólica que no cierra la obra, sino que la suspende; un espacio imaginario que existe entre la mirada del espectador y el cuerpo que se ofrece en escena.
Entertainment retoma mis preguntas sobre identidad, contemplación y los territorios liminales donde el cuerpo deja de ser una forma estable y se convierte en un tránsito, una superficie de afectos, un umbral entre la presencia y su desvanecimiento.
Dirección y coreografía: Manuel Rodriguez
Interpretación: Paula Tato, Candela Capitán y Manuel Rodriguez
Música: Aire
Vestuario: Paloma Wool
Directora de Vestuario: Rosa Codina
Fotografía: Hugo de la Rosa y Manuel Rodriguez
Asesoramiento dramatúrgico: Roberto Fratini
Una pieza coproducida por ELAMOR
Colaboradores: Aliansat / Sat! Teatre, Ayuntamiento de Barcelona, Tanzhaus Zürich, Galeria Estrany - de la Mota Art Advisors, 112 Lab, SaNau Dansa, Nau Ivanow.
[ENG]
ENTERTAINMENT (2021) enters by interruption. It does not open a narrative nor announce a beginning; it simply appears, shifting a preexisting order so that something else —the show, exposure, the gaze— can take place.
Onstage, three affected figures move as if pulled by opposing forces: the desire to be seen and the fatigue of visibility, the demand of the audience and the distorted echo of their own self-image.
The piece inhabits the tension between meditative stillness and the machinery of entertainment. From this friction, it sketches a portrait that is both tender and cruel, circling the notion of empathic distance —that space where bodies dissolve into fragments, like a mandala scattering into particles or a digital profile made of moments that consume themselves. When the distance is vast, the character becomes only a collection of parts; when it narrows, an encounter becomes possible with the anthropomorphic being that lives both in oneself and in the other.
The work unfolds in three movements. Mandala: a first gesture that sets up the universe of fragmentation. Fractal: its doubling, an episode in which two performers multiply and fold different versions of a shared impulse. Totem: a symbolic verticality that does not close the piece but suspends it —an imaginary space situated between the spectator’s gaze and the body that presents itself onstage.
Entertainment returns to questions that move through my practice: identity as a shifting construct, contemplation as resistance, and the liminal territories where the body ceases to be a fixed form and becomes a passage —a surface of affects, a threshold between presence and its own dissolution
